Quiero trabajar menos en el 2015
Me he propuesto trabajar menos el próximo año para dedicarle más tiempo a mi familia, pero ya he intentado varias veces y el trabajo siempre sale ganando. ¿Algunas ideas sobre cómo manejar esta situación?
Guardando las distancias, hace unos días salió un artículo en el portal de Inc., que hablaba de por qué no tiene sentido ser un trabajólico, empezando porque genera sentimientos negativos y no mejora tu desempeño, de acuerdo a algunos estudios. Haces bien en querer cambiar.
Hace algunos años vi una película que terminaba con una pregunta que es relevante para el tema en discusión: “Si mañana fuera tu último día de vida, cómo lo pasarías? Probablemente pienses en situaciones que no tengan que ver con el trabajo y en entornos que te den alegría, energía o paz.
El día sólo tiene 24 horas, y el tiempo que pasa, no se recupera. Si mañana fuera tu último día en la tierra probablemente te lamentarías de la carrera diaria, del tiempo–más bien reducido–que le dedicas a los seres queridos y a esas cosas que te dan felicidad. El balance de vida es una de las cosas que más valora el ejecutivo moderno.
Parece que ya has hecho esto y deseas hacer un franco cambio. Te toca ahora ir reduciendo algunas horas en el trabajo, poco a poco, para dedicarlas a tu familia. Por ejemplo, si trabajas 60 horas a la semana, proponte bajar 3 o 5 horas semanales el primer mes, y luego vas reduciendo horas sucesivamente hasta que llegues a tu meta personal que por ahora puede ser: trabajar solo 10 horas diarias a partir del mes X.
Establecer rutinas te puede ayudar a lograrlo. Hace algún tiempo, el psicólogo del positivismo y profesor de la clase más popular en Harvard, Tal Ben-Shahar, nos dijo en un congreso que la única manera de cambiar hábitos es estableciendo una rutina. Es por ello que no nos olvidamos de cepillarnos los dientes en las mañanas, por ejemplo.
Quizá quieras definir actividades concretas a las cuales te propongas no faltar durante la semana. Prográmalas con alarma en tu agenda electrónica y apóyate en tu asistente para que respete sagradamente estos espacios personales.
Por ejemplo, los jueves te puedes proponer recoger a tu hijo del colegio y salir a almorzar con él. Conozco un empresario que se toma los miércoles por la tarde para jugar golf con los amigos y una pareja que todos los viernes sale a desayunar antes de ir a la oficina, mientras baja el tráfico.
Comparto 3 tips que tomo de mi libro “Marque la Diferencia: Guía Práctica de Desarrollo Profesional,” que pueden ayudarte.
1. Vive hoy como si fuera tu último día. No todo es trabajo. No esperes a mañana para decirle a cada persona que valoras, cuánto la aprecias y porqué. Hazlo ya.
2. Pon las cosas en su justa dimensión. Deja de postergar cosas importantes por el trabajo. Ordénate y dedícale a éste, tu mejor esfuerzo durante las horas que permaneces ahí, pero sal a una hora decente o date espacios que te permitan tener un vida balanceada..
3. Busca tu libertad profesional. La libertad profesional no solo tiene que ver con tener un respaldo económico, también tiene que ver con no sentirte indispensable. El mejor gerente no es un “todista”; se preocupa de seleccionar a los mejores y desarrollarlos, desafiarlos y reconocerlos. No te hagas indispensable, invierte tiempo en hacer crecer a su gente y entrena a un sucesor.
ARTICULOS RELACIONADOS
No me alcanza el tiempo
No quiero el puesto de mi jefe
No tengo tiempo para las redes sociales
Google images: www.sheknows.com, www.adweek.com, www.wheels24.co.za, www.inspirationboost.com
Artículo originalmente publicado en www.semanaeconomica.com / 19 de Diciembre 2014