NO quiero el puesto de mi jefe
Tengo un problema opuesto a la gran mayoría. Salió mi jefe y me han ofrecido su puesto, pero no quiero aceptarlo. Estoy feliz con mi trabajo actual, no me interesa tener mayores responsabilidades. Lo último que quiero es ser esclavo del trabajo. ¿Qué hago?
Complicada situación. Si la empresa te necesita en el puesto y considera que eres la mejor persona para el mismo, no se quedará muy contenta si declinas.
Dependiendo de la cultura organizacional, y del tiempo que tienes en el puesto, hasta podría afectar tus posibilidades de futuro crecimiento, si lo interpretan como que estás huyendo de mayores responsabilidades. Por eso es crítico manejar bien esta situación.
Tus motivos pueden ser varios, incluyendo tu calidad de vida, pero tienes que estar consciente que todo tiene un costo. Tanto si aceptas el puesto como si lo dejas.
Piénsalo bien antes de decir no. Así como en la imagen adjunta, no solo hay una manera de ver las cosas. Evalúa la situación y cuestiona paradigmas como que aceptar es sinónimo de ser “esclavo” del trabajo. Quizá se trata del estilo de gestión de tu anterior jefe y no necesariamente el tuyo.
Por otro lado, podría ser un bonito reto ver cómo haces para que el área sea más eficiente y evitar convertirte en un “esclavo” del trabajo.
Quizá puedes llegar a un término medio y plantear una alternativa salomónica y ver cómo te va. Podrías agradecer el voto de confianza, explicar tus aspiraciones o por qué ésta promoción no encaja necesariamente con tus planes de carrera en este momento, y mostrarte dispuesto a aceptar el reto por unos meses, como una muestra de apoyo en un momento crítico. Podrías plantear ayudarlos a identificar y entrenar al eventual sucesor o ayudar a buscarlo fuera, durante el tiempo que dure esta asignación.
En este caso, tendrías que preocuparte de alertar unos 2 meses antes que culmine el tiempo acordado para revisar los avances y asegurarte que se están tomando los pasos para cumplir los acuerdos.
Si decides declinar del todo, tendrás que preparar un buen sustento, de por qué el quedarte en tu posición actual tiene mejor sentido para la organización y para ti. Un análisis de los costos y beneficios podría ser de ayuda si el mismo te favorece. Conversa con RRHH antes de tomar cualquier decisión para que te ayuden a pensar.
Pregúntate si quizá esa posición no te atrae porque sientes que tu capacidad para agregar valor no va por el lado de gestión, si no más bien por el lado más técnico y que es por ahí donde quisieras crecer. De ser así, podría ser buen momento para hablar de lo que te motiva en el trabajo y plantear alternativas.
Ciertamente no todos desean ni pueden llegar a las posiciones más altas de una organización. Hay quienes, como tú, pueden estar contentos con su trabajo actual, pero tendrías que preocuparte de ser el mejor en lo que haces y asegurarte de seguir contribuyendo desde ese rol para no poner en riesgo tu empleabilidad.
Tú decides. Finalmente, hay dos maneras de crecer en una organización: 1) como una planta, que crece en un ámbito confinado; o, 2) como el tiburón, que puede crecer hasta los 18 metros, pero en un entorno más abierto, de continuo movimiento. Más sobre esto en mi libro “Marque La Diferencia”.
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Artículo originalmente publicado en www.semanaeconomica.com / 22 de Abril 2014