Sin querer, contradije a mi jefe frente a otras personas. Parece que no le gustó porque me clavó la mirada como si me quisiera matar. Sin embargo, como no me dijo nada al terminar la reunión pensé dejarlo ahí, pero alguien me aconsejó disculparme. ¿Será realmente necesario?
Las relaciones con los jefes son relaciones humanas y siempre existirán diferencias de opinión. Un buen jefe querrá escucharlas porque sabe que no es dueño de la verdad y se apoya en su equipo de “expertos” precisamente para tomar las mejores decisiones. El truco es alinearse de antemano para evitar estas diferencias en público, donde lo aconsejable es mostrarse como un equipo.
En cuanto a pedir disculpas, dale a tu jefe el beneficio de la duda; sobre todo si su mirada era, efectivamente, la del demonio de Tazmania.
No te restará, sino que significará una muestra de buenas formas y civismo ante quien es tu “mejor cliente” y a quien debes tener muy satisfecho. Es, finalmente, quien decide tus promociones, aumentos y carga de trabajo.
Esto no quiere decir necesariamente que te disculpes por el contenido de lo que puedas haber dicho, sino quizá por la forma hacerlo -si ese ha sido el problema. A veces hay más detrás de algunas reacciones y nunca está de más indagar.
Detallo algunas pautas básicas que publiqué en un artículo anterior, que pueden ser de ayuda:
Espera a que se calmen las aguas y busca un momento propicio -por la tarde o al día siguiente- cuando tu jefe esté tranquilo y acércate. Pregúntale si es buen momento para hablar.
Remítete a la situación y pide disculpas si generaste alguna incomodidad. Explica cuál fue tu intención y manifiesta tu deseo de seguir trabajando en armonía.
Plantea o pregunta cómo podrían manejar situaciones similares a futuro. Por ejemplo, una revisión previa a reuniones importantes puede ayudar a llevar una propuesta alineada.
Invítalo a darte retroalimentación oportuna para evitar situaciones incómodas y compromételo para que ésta se convierta en parte de la agenda de trabajo de ambos.
Recuerda algunas pautas básicas para recibir retroalimentación: No interrumpas y tampoco te pongas a la defensiva. Deja hablar, escucha atentamente y agradece. Reflexiona sobre lo que te han dicho y luego decide tus siguientes pasos.
Twitter: @PatriciaCanepa
Imágenes: www.texasenterprise.utexas.edu, jacquelinewhitmore.com, www.meierclinics.com
Artículo originalmente publicado en www.semanaeconomica.com / 12 de Diciembre 2013