MBA y no pasa nada
Acabo de terminar mi maestría, que me pagó la empresa, bajo la condición que me quedara unos años más al concluirla. Resulta que ya la terminé y nada ha cambiado en el trabajo. Me han felicitado, pero ya pasaron tres meses y no me han aumentado el sueldo ni me han ascendido. Es totalmente desmotivante. ¿Cómo lo manejo?
Con tranquilidad y prudencia.
Con las maestrías se dan 3 situaciones típicas: 1) cuando tienes pocos años de experiencia laboral y renuncias para hacer una a tiempo completo; 2) cuando no puedes dejar de trabajar y la sigues a tiempo parcial, por tu cuenta o con el auspicio de la empresa; o, 3) cuando el trabajo te da una licencia para hacer una maestría a tiempo completo y tienes la suerte que te la paguen en parte o al 100%, usualmente bajo el compromiso que permanezcas en la empresa por unos años.
Entre los tres casos, podría ser más fácil lograr un mejor sueldo o una mejor posición en el primer caso porque tu base salarial es menor, no estás atado a ninguna empresa y las mejores reclutan activamente a candidatos de buenas maestrías por lo que puedes negociar mejor.
Como señala el Decano de Tuck, Paul Danos, en el video a continuación, hay que diferenciar dos situaciones. Si eres una persona joven, con pocos años de experiencia laboral y estudias en una top 10, las posibilidades de mejorar tu salario anterior al reengancharte, son muy grandes. La situación es diferente cuando hablamos de ejecutivos con años de experiencia que probablemente ya están ganando salarios competitivos. Por otro lado, hay que recordar que son pocas las personas que se gradúan de una top 10.
En ninguno de los otros dos casos suelen ofrecerte pagarte más o promoverte al concluir la maestría si ha sido un elemento de retención, a no ser que esto haya sido pactado de antemano. Lo más probable es que estén esperando el retorno a su inversión con aportes concretos versus hacer más desembolsos.
Ciertamente, hace algunos años, la revista AmericaEconomía realizó un análisis entre ejecutivos con maestrías y recuerdo que el beneficio principal del proceso no era necesariamente la mejora salarial inmediata, si no más bien, la construcción de una rica red de contactos, de por vida, que les abría muchas puertas a los ejecutivos.
Hay que meternos en la cabeza que la maestría es algo que hacemos por nosotros mismos, para mejorar nuestra empleabilidad, mantenernos competitivos, seguir creciendo y desarrollando las habilidades que más buscan los empleadores.
Esta aclaración es importante porque hoy la maestría es un commodity—76% de ejecutivos encuestados tiene algún estudio de postgrado y la mitad de ellos (49%) tiene una maestría, según un estudio de LHH I DBM. Lo importante es qué haces con ella ya que podrías tener una maestría y hasta un Ph.D. sin hacer aportes concretos que marquen la diferencia en la empresa.
Pregúntate: Más allá del MBA, ¿qué has hecho en estos últimos 3 meses para merecer la mejora salarial o el ascenso? Estos se darán a medida que contribuyas a la organización con cosas tangibles, generando valor, eficiencias, ahorros, innovando—no porque tienes una maestría, aunque ello ciertamente mejora tus probabilidades de lograrlo.
Mi consejo es evaluar si puedes asumir un rol más proactivo y enfocarte en agregar valor en vez de asumir un rol pasivo y “esperar” un aumento o promoción. Las cosas no suceden solo porque quieres que así sea, tienes que hacer que sucedan.
Luego de unos meses, con hechos concretos bajo la manga, iría donde mi jefe y Recursos Humanos para conversar asertivamente (no para exigir) sobre tus expectativas de carrera y lo que has estado haciendo para estar listo. Con la maestría tienes una excelente base para conseguir tus metas. Suerte¡
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Artículo originalmente publicado en www.semanaeconomica.com