Los hombres también lloran (en el trabajo)
Me siento incomodísimo. Tuve una reunión con mi jefe y terminé llorando. No soy particularmente emotivo, pero fui a hablar de una cosa y terminamos hablando de otra. No me pude contener y se me salieron las lágrimas. La incomodidad de mi jefe fue evidente. ¿Qué hago?
No es lo ideal, pero imagínate a James Rodríguez, el goleador de Brasil 2014, quien tampoco se contuvo cuando Colombia fue descalificada del reciente mundial de fútbol. No derramó unas lágrimas: lloró abiertamente y lo hizo frente a millones de espectadores.
Es cierto, “llorar en el trabajo no está en la lista de cosas que hay que hacer para ser promovido”, como señala Sheryl Sandberg, COO de Facebook. Sin embargo, ella misma confiesa haberlo hecho y yo puedo recordar dos situaciones en las que se me salieron las lágrimas y la vida siguió adelante.
Tampoco se trata de un tema de “mujeres”. En el siguiente video, la premiada empresaria Susan Wilson Solovic cita un estudio que indica que la mayoría de los ejecutivos, tanto hombres como mujeres, ha llorado alguna vez en el trabajo, sin que esto se convierta en algún impedimento para su éxito.
Probablemente te sentiste aliviado luego que desahogaste emociones. Según Solovic, “cuando los hombres lloran, se sienten aliviados, mientras que cuando las mujeres lo hacen, se sienten culpables”.
La experta recomienda: 1) Identificar los catalizadores que generan esta emotividad para evitar llegar a las lágrimas en situaciones similares. 2) Preguntarte cuál es la raíz o la causa detrás de las mismas.
En concreto, no me preocuparía si se trata de una excepción y si, además, te has sabido ganar un espacio por tus logros y reputación profesional. No somos de acero y quien te conoce sabrá que no se trata de falta de carácter o incapacidad para manejar la presión si tus antecedentes hablan por ti.
Tampoco es necesario disculparte ni hablar de ello. Es probable que tu jefe evada el tema o que te pregunte cómo vas, sin darle mucha importancia al asunto, en cuyo caso puedes agradecer su preocupación.
La “incomodidad” que percibiste en tu jefe probablemente se deba a que lo sorprendiste y no estaba preparado para lidiar con este tipo de emociones. La mayoría no lo está. En tal sentido, la revista Forbes proporciona algunas pautasque pueden ser de ayuda para acompañar adecuadamente a los empleados en momentos como estos.
Cierro con un panel de expertos que hablan sobre el tema, entrevistados para un segmento de Huffpost Live, donde explican algunos motivos, no todos negativos, sobre por qué podríamos ser más propensos a llorar en el trabajo. Nos deja con la sensación de que mostrarnos como los seres humanos vulnerables que somos no tiene por qué ser algo malo.
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Artículo originalmente publicado en www.semanaeconomica.com / 25 de Julio 2014