El ‘derecho de piso’ en el trabajo
¿Podrías tratar el tema del ‘derecho de piso’ para personas que ingresan al mercado laboral o son nuevas en alguna empresa? Muchos jóvenes confunden el derecho de piso con explotación.
Nos ha pasado a todos que cuando salimos de la universidad nos sentimos listos para asumir mayores responsabilidades y estamos deseosos de marcar la diferencia en el trabajo.
El shock llega cuando nos piden poner al día la base de datos, o hacer fotocopias, o encargar los almuerzos para una reunión importante. ¿Para esto estudié cinco años?, nos preguntamos.
Es importante que el jefe esté cerca del nuevo colaborador, sobre todo al inicio. Debe explicar al joven profesional, si aún no lo sabe, que todo trabajo profesional implica remangarse las mangas, hacer un poco de todo y ayudar donde sea necesario. Que como todo en la vida, habrá tareas de importancia y satisfacción profesional y otras que no lo son tanto.
El ‘derecho de piso’ es diferente a ‘explotación’ y es parte del aprendizaje. Se trata de realizar los trabajos más sencillos –a veces repetitivos-, que sirven para ir conociendo las nuevas funciones, los procesos, las diversas personas en la organización, los proveedores externos, la cultura organizacional, etc. No tiene nada que ver con que la persona no tenga vida o tenga que trabajar para jefes tóxicos o en condiciones deficientes.
Para no sorprender, es crítico revisar la descripción del puesto durante el proceso de entrevistas y en los primeros días. Hay que explicar y aclarar las responsabilidades, incluidas las tareas administrativas.
“El puesto implica liderar ciertos proyectos interesantes como x o y; pero también exige que te encargues de algunas tareas, como coordinar el coffee break para la reunión de los lunes. Esto lo hacen todos los nuevos analistas y los ayuda a integrarse y socializar con el equipo”.
Es también importante poner las cosas en contexto cuando le pedimos algo al nuevo colaborador; de lo contrario, pueden malinterpretarlo, como en el ejemplo a continuación.
“Mi primer día en el trabajo luego de la maestría, teníamos que aprobar un comercial y yo estaba lista para demostrar que no se habían equivocado conmigo. Sin embargo, antes de entrar a la sala de reuniones, mi jefe me jaló a un costado y me dijo: “No digas nada, no hables, sólo escucha”.
Luego de apreciar mi decepción, llegó la explicación. “Patty, nunca has aprobado un comercial, no sabes dónde estás parada. Si dices alguna pachotada, perderás el respeto de la agencia y te será muy difícil recuperarlo”. Recién entendí que me estaba protegiendo”.
Hay que considerar que como todos, los jóvenes quieren aprender haciendo, quieren desafíos y trabajar motivados. No podemos llenarlos sólo de tareas sencillas o rutinarias. Es importante matizar y delegarles algunos proyectos de los cuales pueden ser responsables de inicio a fin y luego ir aumentando el grado de dificultad.
Una de las primeras tareas del jefe es coachear al nuevo colaborador para que entienda lo que implica tener un trabajo profesional, que no lo van a medir por marcar tarjeta, sino por dar resultados. Idealmente deben reunirse por los menos una vez a la semana para revisar tareas, expectativas y tener un espacio de intercambio de ideas.
“Es posible que al comienzo tengas que trabajar más de lo usual para completar las tareas. Esto es normal, hasta que domines el tema, cuando todo será más sencillo”. O,
“La línea de carrera de este puesto es así… Si quieres ser promovido, tienes que demostrar esto y lo otro…”.
A pesar de todos estos esfuerzos, puede surgir el descontento, justificado o no. Si alguien se siente explotado, es bueno conversar para saber qué entiende la otra persona por ‘explotación’ y validar la necesidad de hacer ajustes para mejorar la satisfacción del colaborador.
En resumen, una de las tareas principales de los jefes es desarrollar a los colaboradores. No es fácil y exige tiempo y paciencia para explicarles que es beneficioso aprender a hacer el trabajo desde abajo porque luego, de gerentes, sabrán cómo es el trabajo, los tiempos, los obstáculos, y nadie les contará cuentos.
Cabe resaltar que no todo el peso cae sobre el jefe. Por más bueno que sea el nuevo colaborador, debe poseer una cuota de humildad para entender que inicialmente se está para aprender. Todos en la organización querrán trabajar con jóvenes profesionales que estén dispuestos a colaborar, hacer el trabajo necesario, solucionar problemas (vs. crearlos con actitudes equivocadas que drenan la energía de la organización), y dar los resultados esperados.
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Artículo originalmente publicado en www.semanaeconomica.com / 12 de Diciembre 2014