¿Dónde estamos 20 años después del Y2K (o el inicio del siglo XXI)?
¿Estás listo para lo que se viene?
Es por ello, que quisiera compartir mi visión personal y quizá imperfecta, de cómo los avances de la tecnología han impactado nuestras vidas en los últimos 20 años, cómo llegamos a dónde nos encontramos hoy, y algunas implicancias sobre las cuales debemos reflexionar ahora que empezamos una nueva década.
Y2K
¿Qué estaba pasando en tu vida, cuando sonaron las campanas del cambio del siglo XX al XXI? Yo trabajaba en una empresa de consumo masivo. Recuerdo que ese año, y especialmente hacia fin de año (1999), hubo mucha expectativa en el mundo empresarial, alrededor del conocido “error del milenio” o “Y2K”, acrónimo para el año 2000.
Para beneficio de los zillenials y los millenials que no recuerden, a partir del año 2000, las fechas en los sistemas operativos en las organizaciones tendrían que funcionar con tres ceros–algo que aparentemente no había sido contemplado en los sistemas originales que soportaban a la mayoría de empresas alrededor del globo, salvo algunas excepciones como Apple.
Gracias a la preparación y anticipación hacia el nuevo siglo, cuando el ciudadano común despidió los últimos segundos del año 1999 y empezó el tic toc del reloj del año 2000, la transición fue feliz. Los sistemas de los bancos, de las aseguradoras, de los servicios públicos, de las grandes empresas, entre otros, siguieron funcionando sin perjuicio para los usuarios o en todo caso, con algunos percances menores. Gracias a la previsión, los sistemas se ajustaron a tiempo, y seguimos funcionando.
El crash de las dot.com
Sin embargo, a nivel internacional, no todo fue feliz en esa época. Los últimos años de los noventa, evidenciaron el nacimiento y luego el crash de muchas de ellas a la vuelta del siglo. Fue el inicio para lo que vendría después: Google, Amazon y Alibaba sobrevivieron y florecieron con fuerza a inicios de este siglo.
La web 2.0
El gran cambio, para mí, se dio gracias al lanzamiento de la “web 2.0” en el 2004, que seguimos usando hoy. Estamos hablando de la versión mejorada del internet que transformó a los internautas de participantes pasivos a creadores de contenido. El IPO de Google y el lanzamiento de las redes sociales como Facebook, Youtube, Twitter, en los primeros años del siglo, contribuyeron de manera importante a esta transformación.
El lanzamiento del Iphone en el 2007, y androids posteriormente, asi como el acceso a tecnologías más potentes y servicios de almacenamiento en la nube, amplió la tendencia y sentó las bases para los servicios de streaming como Netflix en películas; y, Spotify en música, en 2007 y 2008.
La interconectividad
La democratización del internet, los buscadores potentes, celulares multifuncionales, entre otros, dieron fuerza a la era de la conectividad y de la colaboración que vivimos hoy. Como sugiere la autora de The Shift y académica Lynda Gratton, la interconectividad “ayudó a conectar a quienes tenían problemas con los que podrían solucionarlos.” Abrió el mundo al trabajo colaborativo y sin fronteras.
La era de la colaboración
Es así como en la segunda década del siglo XXI, cobra más fuerza la segunda ola de plataformas. Nos referimos a los portales de convocatorias abiertas que sirven para múltiples propósitos: buscar o convocar trabajo independiente (crowd sourcing); lanzar concursos para generar ideas o resolver grandes desafíos (crowd contests) como lo hacen las grandes empresas GE o P&G; conseguir financiamiento para proyectos empresariales, ideas o causas particulares (crowd funding). Por ejemplo, cuando 3 ingenieros de MIT tuvieron la idea de democratizar la impresora 3D a través de una versión económica, ingresaron su propuesta al portal Kickstarter y levantaron $3 millones de dólares a través de la plataforma—un record histórico en su momento.
El poder de las multitudes
La tecnología también ha facilitado que los denominados “crowds”, o multitudes, se conviertan en comunidades virtuales colaborativas con intereses en común y, en algunos casos, en movimientos mundiales. Tan solo necesitan una etiqueta o hashtagen símbolo de “#” para buscarse, conectarse y apoyarse.
Su poder es evidente en los movimientos que hacen visible, a escala mundial, las debilidades inherentes en los sistemas sociales o políticos y movilizan a millones. Fue el caso de la Primavera Árabe en el 2011, el movimiento #MeToo, o #FridaysForFuture de la joven sueca, activista climática y personaje del año de Time, Greta Thunberg.
La interconectividad exponencial
Enfrentamos una transición muy potente. Según el portal Internet World Statistics, la mitad de la población mundial estaba conectada a internet a junio del año pasado. Es decir, 4.5 mil millones de personas. Asia lideraba esta conectividad con 51% de la población internauta, seguida lejanamente por Europa con 16%, África con 12%, Latinoamérica y Caribe con 10%–como pocas veces, por delante de Norte América con 7.2%. Esta interconectividad promete expanderse exponencialmente y pronto.
Peter Diamandis de Singularity University, advierte que, en tan solo en 4 años, al 2024 habremos conectado la otra mitad del mundo al internet. Gracias a la tecnología 5G y los globos áereos de Google Loon, y potentes satélites, tendremos a “4 mil millones de nuevos cerebros conectados a velocidades inesperadas y a casi costo cero.” El fundador de Singularity se imagina el espacio repleto de “constelaciones de satélites transmitiendo las ondas del internet,” y se refiere a la etapa que vivimos como “la aceleración histórica más potente en cuanto a progreso e innovación tecnológica.”
Es lo que se espera, y estaría a la vuelta de la esquina. Significaría que toda esa masa crítica podría estar conectada, trabajando juntos, compartiendo ideas, etc. No solo eso, sino que toda esta conectividad podría estar acompañada de un internet más inteligente, la web 3.0, en unos años. ¿Qué significa todo esto? Nos enfrentamos a una era fascinante, llena de oportunidades a través de la interconectividad y colaboración.
¿Dónde encajamos?
Ojalá podamos ayudar a resolver los grandes problemas mundiales. Todo es posible, pero primero hay que empezar con uno mismo. Hay que reinventar la manera cómo trabajamos porque el mundo del trabajo seguirá cambiando y será mucho más competitivo con la otra mitad de la población mundial participando.
Así como gracias a la previsión, los sistemas operativos se ajustaron a los desafíos del cambio del siglo para funcionar sin percances, tenemos que adelantarnos y a cambiar la manera de cómo pensamos, cómo actuamos y cómo nos relacionamos. Si la agilidad se ha convertido en la nueva moneda de los negocios, como decía el CEO de Salesforce en Davos hace algunos años, ¿Nos estamos adaptando?, ¿Somos ágiles? Te has preguntado: ¿Qué tanto has avanzado en conectarte, en hablar el idioma digital, en encender la chispa de la creatividad y de la innovación? ¿Estás listo para lo que se viene?
Tarea sencilla
Empieza durante los días tranquilos después de las fiestas. Reflexiona sobre los cambios que quisieras ver en ti con el nuevo año, pregúntate qué tan actualizado estás en los temas digitales, de tu expertisey en tu capacidad para relacionarte con otros. Establece 3 objetivos para el año y empieza a trabajar en ellos.
Este es mi último post del año. Ojalá puedan compartir sus opiniones o algunos hechos que puedan ayudarme a iterar y robustecer las ideas de este artículo. Escríbanme a pcanepao@gmail.com con sus opiniones y comentarios.
Felices Fiestas y lo mejor para ustedes el 2020.
Fuente: Segundo Enfoque
Artículo originalmente publicado en www.semanaeconomica.com / 19 de Diciembre 2019