Trabajo para una buena empresa y me va bien. Mi único problema es que soy introvertido y me siento en desventaja en relación a otros gerentes, más extrovertidos, que siempre llaman la atención para los puestos y proyectos. ¿Cómo competir con ellos?

Diría que no dejes de hacer lo que vienes haciendo porque aparentemente no te está yendo mal.  Cada estilo tiene sus ventajas y desventajas y lo que sientes es probablemente producto de tus propias inseguridades, las cuales todos tenemos.

Es cierto que los más extrovertidos–tienden a ser muy sociables porque se energizan a través del mundo exterior–pueden ser intimidantes para un introvertido quien se recarga a través de su mundo interior, de sus pensamientos, por lo que necesita su privacidad.

Esto no quiere decir que los introvertidos sean tímidos–casi 80% de los artistas declaran ser introvertidos—o que no puedan relacionarse con grupos grandes, solo que prefieren hacerlo en pequeña escala. Son muy buenos escuchando y en las relaciones uno a uno y es ahí donde debes capitalizar esfuerzos.

También pueden ser mejores en algunas tareas. Francesca Gino, Profesora Asociada de Harvard, estudió a ambos grupos y encontró, por ejemplo, que los extrovertidos no son necesariamente los mejores jefes.

Los introvertidos pueden ser excelentes líderes. Si nos referimos a los líderes más alto nivel, el nivel 5, los expertos los caracterizan como personas más bien introvertidas, con mucha resiliencia, que dejan un legado en la empresa. Doug Williamson, CEO del Beacon Group, señala que la gente prefiere trabajar con este tipo de personas.

Y, Jim Collins, autor del clásico de negocios Good to Great, destaca la humildad y ambición de estos líderes. Una ambición que gira alrededor de una causa común, la de la empresa (vs. la personal).

Prueba de que ser introvertido no tiene por qué ser una desventaja, es que así como hay extrovertidos famosos, también los hay introvertidos, como George Washington, Shakespeare, Julio César, Elizabeth Taylor, Einstein, por nombrar a los más destacados.

Estas personas se ganaron un espacio probablemente porque sus logros fueron muy visibles. De hecho, uno de los peores errores que puede cometer cualquier profesional, y especialmente un introvertido, es mantenerse, o mantener sus logros, invisibles porque sienten que los hechos hablan por si solos.

Aségurate que otros, y en especial tu jefe, el jefe de tu jefe y quiénes influyen sobre ellos, conozcan tus logros. Comparte con ellos la alegría por tus éxitos o los de tu equipo,de una manera amigable, entusiasta, no agresiva. No dudes en hacerlo (tu competencia lo hace), porque si no tocas tu “claxon”, nadie lo hará por tí.

A lo largo de mi carrera, he visto a ejecutivos preocuparse tanto de la competencia profesional, en responder a ella, o tratar de ser como otros colegas, que se olvidan de su esencia—de lo que los hace especiales, y dejan de pensar en lo importante: en cómo hacer para lograr más y mejores resultados, en cómo aprovechar sus fortalezas para agregar valor cada día. No cometas ese error.

También me he topado con líderes en las más altas posiciones, quienes a pesar de sus estilos más bien tranquilos han sabido ganarse la confianza quienes los rodean, por sus resultados y decisiones acertadas, por su compromiso con la empresa. Han escalado, fiel a su estilo, de manera asertiva. Cree en tí.

@PatriciaCanepa

Imágenes:  Google Images

Artículo originalmente publicado en www.semanaeconomica.com / 30 de Octubre 2013