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Aprendizajes del FC Barcelona aplicados a la empresa

 

Estoy embarcada en un proyecto literario y debo confesar que he descuidado el blog en las últimas semanas, pero retomo con el entusiasmo y fuerza que me da reconectarme con mis lectores.

Hace poco, asistí al Foro anual de RRHH de la Cámara de Comercio Americana donde soy parte del comité organizador. El expositor principal fue el extraordinario Miquel Lladó, miembro del comité de economía y estrategia del FC Barcelona y profesor de estrategia y liderazgo en diversas universidades.

Lladó nos mantuvo “enganchados” por hora y media mientras compartía aprendizajes del Barza, que podemos aplicar al mundo organizacional.

Debo confesar que siempre me ha encantado la mística del Club; sobre todo, el entendimiento, sinergia y compañerismo que muestra el equipo en la cancha. Lo atribuía a que se forman y crecen juntos, pero gracias a Miquel descubrí que va mucho más allá. Resumo algunos de los detalles:

Estrategia diferenciadora
Conscientes que no podían competir con otros clubes por el lado financiero, se enfocaron en “diferenciarse por su proceso de formación, que unido al modelo de juego, los hace únicos.” La Masía, con su sede original en Cataluña, se convirtió en la residencia y base de operaciones donde se ejecutó la estrategia.

Formación a través de valores
Piensan en los jugadores no solo como jugadores, si no como individuos únicos, “con valores e identidad propia” y esto lo traducen a 5 valores HEART (corazón):

H = Humildad
E = Esfuerzo
A = Ambición
R = Respeto
T = Trabajo en equipo

Liderazgo compartido
El equipo de 24 jugadores cuenta con 4 capitanes–entre ellos Messi, que suplen al entrenador quien no siempre está. Juntos velan por el bienestar del equipo y de los miembros individuales, asegurando la unión del equipo y brindándoles apoyo y aliento cuando lo requieren.

Candidatos ideales
Aparte de los diversos tips que recibimos, quizá lo más revelador de la charla fue conocer lo que buscan en sus candidatos:

  1. Talento. Definen el talento como la capacidad de hacer cosas que otros no pueden hacer. Según Lladó, “No se trata de hacer algo mejor, deben sorprender, hacer algo distinto.”
  2. Actitud. Buscan en los jugadores la disposición para sacar máximo provecho de ese talento, de “entrenar y entregarse al máximo.”
  3. Resiliencia. Evalúan la capacidad para rebotar, resistir la presión y hacer frente a las adversidades en un ambiente altamente competitivo–como sucede cuando hay que “patear un penal frente a un estadio repleto de fans,” por ejemplo.
  4. Entorno. En línea con su visión de jugadores con identidad propia y valores, ponen mucha atención a su entorno. Miran a la familia, a los amigos que rodean al jugador para asegurar que tiene en ellos un sistema de soporte, guía, apoyo y consejo.
  5. Paciencia. Esta cualidad me encantó porque es cada vez más escasa entre quienes hoy están acostumbrados a la satisfacción instantánea del “click” o el “delete” que elimina instantáneamente lo molestoso, hasta las relaciones. En el Barza la paciencia se convierte en una virtud necesaria para poder “esperar las oportunidades adecuadas para triunfar al máximo nivel.”

Aparte de obsequiar una camiseta de Messi a quien acertó la respuesta a una pregunta, escuchamos otras historias del Barza, aplicadas al propósito organizacional y liderazgo.  Lladó nos invitó a hacernos una pregunta clave: ¿Dónde estamos como organización en relación a estas cualidades? Esto nos lleva a hacer otra valiosa reflexión: ¿Dónde estoy yo en todo esto?

Google Images:  FCBarcelona, Goal.com
Fuente: depor.com 

Artículo originalmente publicado en www.semanaeconomica.com / 04 de Septiembre 2019

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