Cómo lidiar con los antipáticos en el trabajo
En el trabajo, como en las familias, no escogemos a las personas con quienes nos toca trabajar por lo que tenemos que ser muy tolerantes y aprender a convivir. En el video a continuación, la coach Christal Fuentes, identifica 4 tipos de personas difíciles en el trabajo y sugiere cómo lidiar con ellos.
- El que se queja continuamente. Les gusta el drama, no le hagas caso. Dirige la conversación hacia un tema neutral.
- El que crea “grupitos” o “clics” en el trabajo. Se maneja como en el colegio, con grupos cerrados, y se dedica a chismear. Mantente neutral, no permitas que te jale al clic.
- El negativo. Te drena toda la energía. Ponle límites, enfócate en ti ya que no eres responsable de manejar su mal humor.
- El oportunista. Puede ser la estrella del equipo y el preferido del jefe. No digas nada que pueda comprometer tu trabajo ya que no puedes confiar en él, es mejor mantenerte alejado.
Mi consejo sería tratar de enfocarte en su lado bueno, sobre todo si tienes que trabajar directamente con él–todos tenemos un lado bueno.
No tiene sentido estar incómodo por algo que probablemente puedas resolver poniendo algo de tu parte. Si no puedes “enfrentarte al enemigo”, únete a él. Hazlo poco a poco. Primero analiza la situación y determina por qué y bajo qué circunstancias te cae mal. Si solo te cae mal a ti y no a los otros compañeros, entonces es necesario que converses con esta persona, con mucha paciencia y tolerancia.
Una opción es invitarlo a almorzar o a tomar un café con el pretexto que trabajan tanto tiempo juntos pero que no se conocen tan bien. Si esto es muy forzado, podrías también invitar a un amigo en común. Tienes dos caminos, dependiendo de qué tan abierta sea la persona:
1) Aprovechar la oportunidad para dedicarte a conversar distendidamente, evitando temas del trabajo y realmente tratar de conocerlo como persona, donde probablemente descubrirás facetas interesantes o puntos en común que harán la relación más llevadara; o,
2) Resaltar las cosas que hace bien o que admiras en él, para luego compartir, con mucho tino, cómo te sientes cuando se comporta de la manera que te llega a afectar. Quizá el primer camino sea mejor, ir de poco a poco hasta ganarte la confianza de la persona, y luego volver a repetir el ejercicio hasta que puedas llevar a cabo el segundo punto.
Puede suceder que la persona no sea receptiva, en cuyo caso, por lo menos te quedas con la tranquilidad que tomaste la iniciativa para remediar las cosas. Lo que debes tener presente es que esto lo haces por ti, por tratar de conocer mejor a la persona y buscar puntos en común que puedan servir como una base sobre la cual construir de a pocos.
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Artículo originalmente publicado en www.semanaeconomica.com /01 de Abril 2016