¿Estás listo para el futuro del trabajo?
Mucho se ha hablado del futuro del trabajo, que las tareas repetitivas serán remplazadas por robots o por la inteligencia artificial (la capacidad de las computadoras de aprender o resolver ciertos problemas).
Esta situación no es nueva. Un ejemplo común es el del cajero automático que usamos todos los días. El primero se lanzó en Nueva York hace casi 50 años y en su momento se pensó que eliminaría a los cajeros. Con menos tiempo dedicado a ciertas tareas repetitivas, éstos asumieron roles complementarios a sus tareas diarias, como la captación de préstamos, por ejemplo. Hoy, sin embargo, el sentido de urgencia es mayor porque los cambios son más veloces, la data y las tecnologías son más avanzadas y accesibles. O cambiamos nosotros también, o caducamos.
LA AUTOMATIZACIÓN DE LAS TAREAS
En un podcast sobre el futuro del trabajo del McKinsey Global Institute, James Manyika, su presidente, explicaba que de acuerdo a estudios realizados por la firma, las actividades que serán más fáciles de automatizar son aquellas relacionadas a: 1) la colección de datos, 2) el procesamiento de datos, y 3) el trabajo físico en entornos altamente estructurados, predecibles y repetitivos.
Cabe resaltar que para el 2030, la firma estima que se automatizarían aproximadamente 16% de las ocupaciones a nivel mundial y que el número será mayor en las economías avanzadas y menor en aquellas menos desarrolladas donde los ingresos son menores.
Según sus investigaciones, debido a que cada puesto tiene aproximadamente un tercio de sus actividades que son fácilmente automatizadas, el número que sería afectado casi en su totalidad (al 90-100%), es más bajo, alrededor de 5%. Concluyen que lo más probable es que los puestos cambien o desaparezcan. Por ello, es vital reentrenarnos y adquirir nuevas habilidades.
Dicho esto, se aprecian ya algunos cambios. En el Perú, algunas empresas han incorporado robots en sus líneas de producción. Algunas mineras experimentan con drones para llegar a sitios alejados o de riesgo. Sabemos de estudios de abogados en el extranjero que han incorporado robots o inteligencia artificial en sus procesos y hemos escuchado de concursos en la Universidad de Oxford donde la precisión del robot supera a la del ser humano.
Sabemos que la digitalización podría afectar el trabajo de radiólogos o contadores, por mencionar algunos. En un reciente podcast sobre la transformación digital, del MIT Sloan Management Review, escuché a Didier Bonnet, autor de “Leading Digital” explicar que si antes un radiólogo se pasaba 8 horas analizando imágenes requiriendo mucha concentración, este primer diagnóstico lo puede hacer una máquina, para que el radiólogo pueda enfocarse en las imágenes filtradas. En mi apreciación, esto le dejaría más tiempo para investigar o estudiar más, consultar con otros colegas, o por qué no, estar cerca de los pacientes y mejorar la calidad del servicio.
NO PODEMOS DETENER EL PROGRESO
La tecnología puede mejorar nuestras vidas y nuestro trabajo. Imagínense un mundo del trabajo donde tenemos más tiempo para hacer las cosas que nos gusta hacer, o crear cosas nuevas y dejamos de lado las tareas repetitivas, menos desafiantes. Trabajar con datos y con tecnología nos permite eso y su importancia no debe ser subestimada.
EL CONOCIMIENTO TECNOLÓGICO ES CRÍTICO
Los trabajos de hoy exigen trabajar con personas en otras áreas y con máquinas. Como en la imagen de este post, los trabajos del futuro exigirán más trabajo en conjunto con robots o inteligencia artificial, y eso necesariamente conlleva cierto dominio tecnológico.
Kevin Kelly, autor de “The Inevitable”, nos dice que no se trata de una carrera contra las máquinas porque perdemos, es una carrera con las máquinas.
“En el futuro te pagarán en relación a qué tan bien trabajas con robots. Noventa por ciento de tus pares serán máquinas que no ves…los robots nos permitirán enfocarnos en convertirnos en seres más humanos.”
Es un hecho ineludible que cada vez nos acercamos más a la tecnología y, como dice Srinivasan Rajamanickam, de la multinacional de moda de lujo, Tapestry:
“No puedes ser efectivo en los negocios si no entiendes la tecnología.”
En términos profesionales, el ejecutivo que “se pone las pilas”, llevará ventaja, el que no lo hace, quedará obsoleto.
EL CRECIMIENTO EXPONENCIAL
Vivimos en una época de “crecimiento exponencial” gracias a las tecnologías disruptivas cuyo poder se multiplica año tras año, como señala Peter Diamandis, fundador de Singularity University. Y, si bien, al comienzo no nos damos cuenta, llega un momento donde el crecimiento es exponencial y no hay manera de detenerlo.
Pensemos en el crecimiento de los teléfonos, por ejemplo, y cómo en cuestión de años han transformado nuestras vidas. También como nos enseñan en Singularity University, éstos “desmaterializaron” artefactos y tecnologías que ahora confluyen en tu teléfono inteligente, como la cámara, el antiguo CD de música, el reloj despertador, por mencionar algunos.
¿QUÉ PODEMOS HACER?
Trabajo hay, y es “ponernos las pilas” y empezar a dominar la tecnología, familiarizarnos con las tendencias sobre inteligencia artificial, el Internet of Things, impresión 3D y 4D, y por lo menos saber, en términos generales, de qué se tratan las nuevas tecnologías que salen día a día.
La futuróloga Edie Weiner nos habla de muchas de ellas, incluyendo Baangfuel, BMI (interfaz cerebro-máquina), o el poder sin precedentes de la computación cuántica. Conocer todo esto nos inspirará y ayudará a construir nuevas experiencias y productos para nuestros clientes.
Nadie puede predecir el futuro del trabajo. Sabemos por el World Economic Forum, que muchas de las carreras que seguirán los niños que recién entran al colegio no existen hoy. No podemos negar el avance de la tecnología. Lo que podemos hacer es pensar en cómo usarla a nuestro favor, observar nuestro entorno, lo que sucede en el extranjero, pensar en cómo nos reinventamos para encarar el futuro listos desde ahora para convertimos en ejecutivos digitales, ágiles y redondear esto con sólidas habilidades emocionales.
Todo empieza por aprender cosas nuevas y desaprender lo que no nos ayuda a enfrentar el futuro, incluyendo paradigmas y malos hábitos como la miopía tecnológica. Tenemos que ser más curiosos, desarrollar ecosistemas de redes personales que nos permitan conocer lo que están haciendo otros colegas en sus empresas y en el mundo. Debemos ponernos el chip del aprendizaje continuo sin temor a equivocarnos o ser más abiertos a probar diversos esquemas de trabajo y culturas digitales y cambiantes.
Siempre será necesario cierto grado de especialización, pero sin las habilidades blandas que nos diferencian de las máquinas no estaremos completos.
Hay mucho por hacer, el futuro del trabajo ya empezó.
Fuente imagen principal: GoogleImages
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Artículo originalmente publicado en www.semanaeconomica.com / 26 de Julio 2018