Muchos líderes piensan que basta con llevarse bien con su equipo directo en el trabajo. Pero las organizaciones son entidades interlazadas y dependientes de los seres humanos que las conforman, quienes de todas maneras influyen sobre ti y tu trabajo.

No basta, por ende, enfocarte sólo en tu equipo. Hay otros tres grupos internos críticos con los que debes fomentar buenas relaciones: tu jefe, sus jefes y tus pares. El rol o impacto de los pares es muchas veces subdimensionado, pero éstos son críticos para tu buen desempeño y eficacia profesional, y debes desarrollar una sólida y armoniosa relación con ellos.

Tu jefe

Está de más repetir que tu jefe es quien determina tus ascensos, las asignaciones de proyectos importantes, tu visibilidad, entre otros, aparte de tu salario y bono. En LHH DBM decimos que es tu mejor cliente y debes tratarlo como tal. Obsérvalo y dedícate a conocerlo para que entiendas cómo funciona, cómo le gusta comunicarse, en qué momento, etc. No lo contradigas frente a otros, no lo sorprendas, no lo hagas quedar mal. Haz la tarea, adelántate, usa inteligencia emocional y persuasión, y lograrás grandes cosas.

Sus jefes

Aunque no tengas mucho contacto directo con ellos, asegúrate de causar la mejor impresión en tus presentaciones o documentos escritos, durante las reuniones regionales, directorios, almuerzos, cocteles o en el auto, mientras se trasladan a una visita al campo o al aeropuerto. Siempre estarán mirando y observando a quienes brillan, detectando posibles sucesores o responsables de proyectos críticos. Aunque tienen cargos y responsabilidades importantes, no son dioses —son personas con fortalezas y debilidades como tú—. Aprovecha las diversas situaciones en los que los tengas al frente, acércate con soltura y conversa con ellos de profesional a profesional.

Tus pares

Si tu jefe tiene cinco reportes directos, te estará evaluando en relación con ellos. ¿Quién sobresale? ¿Quién logra mejores resultados? ¿Quién es el más estratégico, el más proactivo, el más visionario, el más innovador? ¿Quién es decisivo y resuelve? ¿Quién planifica y ejecuta de manera impecable? ¿Quién desarrolla mejor a su gente? ¿Quién presenta mejor? ¿Quién se relaciona mejor con los diversos stakeholders? ¿Quién combina varios de estos atributos? ¿Quién es el líder natural del equipo?

Tus pares son tu competencia directa para los ascensos, bonos, incrementos salariales. Son quienes te evaluarán en un 360, y de acuerdo a mi experiencia con estas evaluaciones, pueden ser los más rigurosos calificando. Pero también pueden sacarte de apuros en momentos críticos y facilitar las cosas para tu equipo. Pueden hasta convertirse en tus reportes directos, eventualmente. Conviértete en su mejor aliado. Proponte conocerlos mejor, invítales un café o almuerza con ellos, pasa por su oficina, consulta y valida ideas con ellos, habla de cosas que no sean del trabajo y los sentirás más cerca.

No te preocupes tanto si ellos no toman la iniciativa. Controla lo que tú puedes controlar: tu actitud hacia ellos. Fomenta una relación de camaradería, no tienes que adorarlos pero sí sentar las bases para trabajar de manera sana y sostenida, complementarlos, ayudarlos a lograr mejores resultados o aprovechar la diversidad del grupo para crear sinergias e innovar. Si te acercas de manera genuina, constante y desinteresada, pronto te ganarás su confianza y serás más eficaz en el trabajo.

A pesar de tus buenas intenciones y de todo lo que te pueden ayudar, podrías enfrentarte a un saboteador silencioso, que puede sembrar desconfianza y hasta traicionarte cuando menos lo esperas. Si te has preocupado de construir confianza y fomentas relaciones armoniosas con tus colegas, tendrás un respaldo más sólido ante cualquier situación o cosa que alguien pueda decir de ti. 

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Artículo originalmente publicado en www.semanaeconomica.com / 29 de Marzo 2017